Sura al-Fîl (El Elefante) - Nº 105
Ésta sura, fue revelada en La Meca y consta de cinco aleyas contenido y mérito de su lectura
Como su título lo indica, ésta sura señala el famoso e histórico hecho, que tuvo lugar el año en que naciera el Profeta Muhammad (PB), cuando Dios protegió a la Ka‘ba, de la malicia de un gran ejército de elefantes guerreros, montados por incrédulos provenientes del Yemen.
El Corán recuerda aquel insólito evento, a modo de advertencia, para que los incrédulos egoístas y caprichosos de La Meca, cuya mayoría lo había vivido en carne propia, supieran que no poseen el mínimo poder, cuando se trata de enfrentar el poder de Dios, y que el mismo Dios, que aniquiló al vigoroso ejército de elefantes, por medio de pequeñas aves que arrojaban arcilla figulina, tenía el poder suficiente para castigar a los arrogantes, cuyo poderío y numerosidad no superaba al de Abrahah.
Fue como si el Corán hubiese preguntado: ¿Cómo es posible que no se dignen a descender del vehículo de la arrogancia, siendo que observaron aquel acontecimiento con sus propios ojos?
Dijo el Imam As-Sâdeq (P), respecto al mérito de su lectura: “El día del Juicio Final, cada montaña, cada llanura y cada roca, atestiguará que quien la recitó se cuenta entre los orantes. Y se oirá: Fue dicha la verdad respecto a mi siervo, aceptaré el testimonio, que entre al Paraíso sin necesidad de que medie el cómputo. Por cierto que yo lo amo y amo su accionar”.[1] Evidentemente tal mérito y recompensa, será para aquel que al leerla, reprima su orgullo y comience a transitar el sendero de la complacencia divina